El ministro de Justicia, Sean Fraser, presentó este viernes un proyecto de ley que introduce cuatro nuevos delitos en el Código Penal, incluyendo uno que convertiría en crimen la promoción intencional del odio contra grupos identificables en público mediante el uso de ciertos símbolos vinculados al odio o al terrorismo.
Si se aprueba, la Ley de Lucha contra el Odio (Combatting Hate Act) apuntaría a símbolos utilizados durante el Holocausto, como la esvástica y los rayos dobles de las SS, o asociados a la lista gubernamental de entidades terroristas, que incluye a los Proud Boys, Hamas y la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Por ejemplo, sería un delito promover el odio contra el pueblo judío utilizando banderas de Hamas o símbolos nazis frente a una sinagoga.
El proyecto también tipificaría el crimen motivado por odio como una ofensa específica y endurecería sanciones contra quienes intimiden u obstruyan intencionalmente a personas fuera de lugares de culto y otras instituciones sensibles.
Actualmente, varios municipios canadienses ya enfrentan esta situación mediante ordenanzas de “zonas de amortiguamiento” (“bubble bylaws”) alrededor de ciertos lugares. Fraser subrayó que la autoridad para regular estos espacios “en términos generales” recae en los consejos locales, no en el gobierno federal.
La legislación además introduce dos medidas adicionales para facilitar enjuiciamientos por promoción deliberada de odio:
- Agregar una definición de “odio” al Código Penal.
- Eliminar el requisito del consentimiento del fiscal general provincial para proceder con un caso de crimen de odio.
“Este comportamiento no solo es moralmente reprochable, sino que sus impactos repercuten en toda la comunidad y, diría yo, desgarran el tejido social de la nación”, dijo Fraser en una conferencia de prensa el viernes por la tarde.
El compromiso del gobierno
El gobierno había prometido abordar el aumento reciente de incidentes de odio en Canadá, incluidos actos de antisemitismo e islamofobia.
Según Statistics Canada, los crímenes de odio reportados por la policía aumentaron a 4,882 incidentes el año pasado, frente a 2,646 en 2020.
Los conservadores, que han criticado duramente a los liberales en materia de criminalidad desde el inicio del período parlamentario de otoño, reprochan al gobierno haber tardado demasiado en actuar.
Tanto grupos judíos como musulmanes sostienen que una respuesta federal contra la violencia, el vandalismo y el odio se demoró demasiado.
Preocupaciones sobre el derecho a protestar
Ahora que el proyecto se ha presentado, algunas organizaciones expresan inquietudes sobre si podría usarse para limitar el derecho a la protesta pacífica.
La Asociación Canadiense de Libertades Civiles (CCLA) criticó el uso del Código Penal, al que calificó como un “instrumento tosco” que podría no ser el medio más adecuado para proteger a los grupos identificables.
“Nos preocupa que el gobierno se aleje de una agenda estricta de seguridad pública y use el proyecto para criminalizar discursos impopulares, disidentes u ofensivos”, señaló la abogada de la CCLA, Anaïs Bussières McNicoll.
Fraser respondió que el proyecto incluye un lenguaje específico que exime la protesta pacífica y que solo se aplicaría en casos donde la motivación sea intimidar o impedir que alguien practique su fe.
“Hemos incluido disposiciones específicas para eximir la protesta pacífica”, dijo el ministro.
Reacciones de las comunidades
Stephen Brown, director del Consejo Nacional de Musulmanes Canadienses, dijo estar en general a favor de la legislación. Explicó que responde a demandas históricas de la comunidad musulmana, como la creación de una disposición independiente sobre crímenes de odio, pero advirtió que el éxito dependerá de si la ley logra proteger a las minorías sin comprometer las libertades civiles.
“Encontrar el equilibrio correcto es lo importante”, señaló.
El consejo, no obstante, mantiene dudas sobre cómo se aplicará la ley y si las autoridades sabrán distinguir adecuadamente qué cuenta y qué no como símbolo de odio.
Actualmente, la ley apunta explícitamente a los símbolos nazis y de entidades terroristas listadas, pero también incluye cualquier otro símbolo que “se parezca lo suficiente” a ellos como para ser confundido. Fraser explicó que ese lenguaje ayuda a “proteger contra falsificaciones”.
Richard Marceau, vicepresidente de asuntos externos del Centro para Israel y Asuntos Judíos, dijo que le hubiera gustado ver una prohibición absoluta de los símbolos de odio, en lugar de solo penalizar su uso público para promover odio.
Aun así, calificó el proyecto como “un paso en la dirección correcta”, tras dos años en que centros comunitarios judíos, escuelas y sinagogas han estado “bajo asedio”.
“Tener esta legislación envía un mensaje importante de que esto no será tolerado.”