Después de dos debates consecutivos en inglés y francés, los candidatos que buscan reemplazar a Justin Trudeau como líder del Partido Liberal de Canadá han expuesto sus posturas ante los votantes.
Los miembros del partido ahora deberán elegir entre el exgobernador del Banco de Canadá y de Inglaterra, Mark Carney; la exministra de Finanzas, Chrystia Freeland; la líder del Gobierno en la Cámara, Karina Gould; y el empresario y exdiputado liberal, Frank Baylis.
El ganador de la votación del 9 de marzo se convertirá en el próximo primer ministro de Canadá y liderará al Partido Liberal en las elecciones generales, que deben celebrarse antes del 20 de octubre de este año.
Uno de los principales temas del debate fue cómo Canadá debe responder a las amenazas del presidente de EE.UU., Donald Trump, quien ha propuesto fuertes aranceles a las exportaciones canadienses e incluso ha insinuado que Canadá debería convertirse en el “estado número 51”.
A continuación, cinco puntos clave de los debates:
1. El factor Trump
Cómo enfrentar lo que muchos consideran una “amenaza existencial” por parte de Donald Trump dominó la agenda de los debates.
Trump ha propuesto un arancel del 25% sobre todas las exportaciones canadienses, con excepción del sector energético, que sería gravado con un 10%. Economistas advierten que esta medida sería devastadora para Canadá y encarecería los productos en EE.UU.
Además, el expresidente estadounidense ha mencionado en varias ocasiones la idea de anexar Canadá, lo que ha generado alarma e indignación entre la población canadiense.
Freeland destacó su experiencia como negociadora durante el primer mandato de Trump, asegurando que ya ha luchado y ganado contra el expresidente.
Sin embargo, Carney advirtió que “el Trump de hoy no es el mismo de antes” y que ahora es más aislacionista y agresivo.
Por su parte, Gould propuso que Canadá “ponga todo sobre la mesa” para proteger su soberanía y ayude a las empresas a diversificarse y depender menos del mercado estadounidense.
Baylis sugirió que Canadá fortalezca lazos económicos con el Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia, países con valores y sistemas similares.
2. Cómo arreglar la economía canadiense
Las amenazas de Trump llegan en un momento en que los canadienses enfrentan un alto costo de vida y expresan frustración con la economía.
Carney, economista de profesión, prometió equilibrar el presupuesto de Canadá en tres años y revisar cómo el gobierno gasta el dinero.
Freeland defendió su gestión en Finanzas, asegurando que la economía del país sigue siendo “muy fuerte” y que el patriotismo en respuesta a Trump debe usarse para impulsar la industria y el empleo en Canadá.
Baylis, desde su experiencia empresarial, enfatizó la importancia de mejorar la productividad del país.
Gould advirtió que equilibrar el presupuesto en tres años no es realista sin recortes drásticos, y propuso modernizar la red de seguridad social para ayudar a los más afectados.
3. Vencer al líder conservador Pierre Poilievre
Aunque debatían entre sí, los cuatro candidatos liberales coincidieron en criticar al líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre, quien lidera las encuestas y es el favorito para formar el próximo gobierno.
Gould lo calificó como “nuestra pequeña versión de Trump”, mientras que Freeland dijo que Poilievre busca “imitar” al expresidente estadounidense.
Carney lo tildó de “irresponsable” y advirtió que Canadá “no puede permitirse” tenerlo como primer ministro.
Desde la renuncia de Trudeau, Poilievre ha cambiado su estrategia, pasando de criticar al actual primer ministro a enfocarse en el lema “Canadá Primero” en respuesta a las amenazas de Trump.
Aunque sigue liderando en las encuestas, algunos estudios sugieren que la ventaja de los conservadores ha disminuido desde la salida de Trudeau.
4. Apoyo a Ucrania y la OTAN
Los cuatro candidatos reafirmaron su compromiso con Ucrania y con el gasto militar en la OTAN.
Freeland propuso que Canadá alcance el objetivo del 2% del PIB en defensa para 2027, invirtiendo en la “próxima generación de guerra”.
Carney y Baylis plantearon llegar a esa meta para 2030.
Freeland y Carney coincidieron en que el dinero debe invertirse en la industria militar canadiense en lugar de depender de EE.UU.
Freeland destacó la necesidad de reducir la dependencia de Washington y buscar alianzas con la Unión Europea y otros socios de la OTAN.
5. Un cambio en el impuesto al carbono
El impuesto al carbono ha sido una de las políticas clave del gobierno de Trudeau para enfrentar el cambio climático, pero se ha vuelto muy impopular.
Carney, aunque es un defensor de la política climática, admitió que el impuesto a los consumidores se ha vuelto “divisivo”, y propuso enfocarse en gravar a los grandes contaminadores y en impulsar la energía limpia.
Freeland, aunque elogió el legado climático de Trudeau, prometió eliminar el impuesto al carbono, asegurando que “la democracia es escuchar a la gente, y los canadienses nos dijeron claramente que no funciona para ellos”.
Gould y Baylis, en cambio, defendieron el impuesto, argumentando que “combatir el cambio climático tiene un costo”.